lunes, 15 de abril de 2013

No te quiero...

No te quiero...
Arde el cielo, mil tormentas se avecinan, son momentos de tensión. El relámpago es el símil del punto álgido donde te encuentras, sumergida entre temores y dudas que generan simples palabras. La tormenta estalla. Habré puesto en ti dudas suficientes para que dudes de tus dudas? Dudas. Te tiembla el pulso. El corazón late cada vez mas deprisa. El discurso sigue y tu no sabes si continuar leyendo. Cada palabra que pasa por delante de tus ojos es un paso mas hacia el final; un final al que esperas llegar cuanto antes para asimilar lo que has leído. Ahora sí, las dudas se tornan amantes de sus dudas y todo se convierte en una nebulosa que confunde hasta al mas experto. Que cruel es la vida, que cual castillo de naipes parece derrumbarse en un instante con tan solo tres palabras: No te quiero...

Sigues atónita, y como una tarjeta sin fondos, no das crédito. Apartas la vista del texto y reflexionas, pero pese a todo, continuas leyendo. Todavía quedan palabras y tienes que llegar hasta el final.
Y así suceden las cosas. Así nacen los héroes. Así se ganan las mas grandes batallas. Así se aprende. Con perseveráncia y decisión. Continuando. Y sobre todo, así se llega hasta el final, donde está el enemigo de la duda, y por todos conocido, la verdad.

No te quiero lejos de mí.
No te quiero dejar nunca.
No te quiero dejar de sorprender.

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