lunes, 15 de abril de 2013

No te quiero...

No te quiero...
Arde el cielo, mil tormentas se avecinan, son momentos de tensión. El relámpago es el símil del punto álgido donde te encuentras, sumergida entre temores y dudas que generan simples palabras. La tormenta estalla. Habré puesto en ti dudas suficientes para que dudes de tus dudas? Dudas. Te tiembla el pulso. El corazón late cada vez mas deprisa. El discurso sigue y tu no sabes si continuar leyendo. Cada palabra que pasa por delante de tus ojos es un paso mas hacia el final; un final al que esperas llegar cuanto antes para asimilar lo que has leído. Ahora sí, las dudas se tornan amantes de sus dudas y todo se convierte en una nebulosa que confunde hasta al mas experto. Que cruel es la vida, que cual castillo de naipes parece derrumbarse en un instante con tan solo tres palabras: No te quiero...

Sigues atónita, y como una tarjeta sin fondos, no das crédito. Apartas la vista del texto y reflexionas, pero pese a todo, continuas leyendo. Todavía quedan palabras y tienes que llegar hasta el final.
Y así suceden las cosas. Así nacen los héroes. Así se ganan las mas grandes batallas. Así se aprende. Con perseveráncia y decisión. Continuando. Y sobre todo, así se llega hasta el final, donde está el enemigo de la duda, y por todos conocido, la verdad.

No te quiero lejos de mí.
No te quiero dejar nunca.
No te quiero dejar de sorprender.

martes, 9 de abril de 2013

Los sueños y la interrupción.

Nuestro reloj interno tiene mucho que ver con el acto de despertarnos muchas veces instantes antes de que suene el despertador por la mañana, hora que ya hemos asimilado por repetición de un modo biológico, día tras día levantándonos a la misma hora.
Pero una cuestión que no nos distáncia mucho del camino es la finalización de los sueños. Como terminan los sueños normalmente cuando son interrumpidos? Realmente son interrumpidos?

La finalización de los sueños es un acto que no puede ser casualidad de un despertador. A veces de un modo conclusivo, otras veces de un modo inconclusivo (en el momento cumbre), los sueños nos dejan con la rabia de la duda y la duda del "que hubiera sido si...".
La rabia de la duda de saber porque el despertador ha sonado justo instantes después de que el telón se viniese abajo, justo al terminar la función. Como calculando que ya era hora de despertar.
La duda del "que hubiera sido si..." el sueño hubiera seguido su curso y la história no hubiera sido interrumpida.
Todo quizá toma sentido si acercamos la teoría del inconsciente como preferente.

Sueñas. El despertador suena y tu oído lo oye procesando el sonido hasta el cerebro de un modo fugaz, pero antes de que el sonido alcance tu consciencia, la mente entretenida y metida en el sueño, la parte inconsciente, crea un final para éste.
De este modo parecería ser que primero oímos el despertador, y luego, como por arte de magia, construimos un final al sueño antes de que el sonido active la consciencia. Como si pudiéramos predecir que va a sonar y preparáramos el final del cuento para llegar con una ilusoria sincronía a la señal del despertador. Nuestro "yo" mas vívido se despierta confuso, aturdido por las travesuras de su amigo inconsciente.
Cuantas veces hemos despertado justo en el momento cumbre de un sueño? Casualidad?

La teoría es que a un nivel interno las cosas suceden de un modo escalonado; un modo en el que tiene preferencia y siempre va por delante el inconsciente.


Ahora voy a tratar de dormir, y concluyendo o no mis sueños, siempre sabré que quien tiene el control de ellos es la parte mas desconocida de mi... y no el despertador.


Buenas noches.