martes, 31 de julio de 2012

Conversación en sutil eco.



Donde has estado? Me tenias preocupado. Por un momento me he asustado. Pensé que algo grave te había pasado. No me has escuchado? Te he llamado. Incluso he bajado, al bar de al lado.
A todo esto, de verdad crees que me he equivocado? De ser así, habermelo comentado... Antes no era mi intención dejarte de lado, pero nos hemos puesto a hablar y me han enredado. Te apetece un helado? Venga, que dentro de un rato ya todo lo habremos olvidado. Recuerda que estoy siendo educado, cosa que hago siempre que estoy a tu lado.
Mira, lo tengo todo calculado; cuando mañana venga el invitado le daremos el recado, seguro que se estará un pelín emocionado después de haber regresado, entonces nosotros le ofreceremos lo que hemos encontrado. Lo has pillado? Una vez todo terminado ya veremos si se ha grabado. Además, es idóneo que sea un sábado. Ahora será mejor que me quede tumbado mientras espero a ese zumbado que, además de jorobado, parece ser robado de un cuento inacabado. Pásame las patatas con pescado ahumado, que empiezo a estar atacado, y encima el dia está nublado... y mira por favor si la ropa se ha secado, que si no seré yo el perjudicado, que ni siquiera me dará tiempo para el planchado. Joder, es todo muy complicado. A veces quisiera estar incomunicado, revolcado a tu lado y comerte de un bocado.
Y vaya con lo que ha pasado, en la tele no dejan de emitir algo de un edificio derribado y luego el encarnizado atentado. Si yo fuera Superman me habría esforzado y habría garantizado  no dejar ni un maleducado. Y no me digas que tengo su peinado, porque ya casi me he ruborizado.
Bueno vamos a dejar esto ordenado y será mejor que esté descansado para cuando llegue el invitado. Recuerda lo ensayado.

Buenas noches.


lunes, 19 de marzo de 2012

Debiste hacerlo.

Me encontraba acorralado bajo la crepitante lluvia, escondido tras correr rápidamente a un lánguido cobijo que me ofrecía un balcón. Dudaba en salir y empaparme cual pez en el agua o esperar a que amainara la fuerte tormenta. Pero tenia un problema, iba a contrarreloj. El tiempo apremiaba y no podía permitirme el lujo de quedarme ahí parado. Sentía la duda corromper mi pensamiento. Mis piernas querían demostrar su valía y empezar moverse, pero el frío debía de haberme paralizado. Finalmente el claxon de un coche logró romper mi trance y tomé una decisión. Poco importa el agua cuando un avión te espera.
Necesitaba un taxi lo antes posible, pero para mas inri, me había quedado sin batería en el móvil. Así que decidí tomar mano de mis dotes de elegancia y lo mas rápido posible busqué con la mirada alguna alma caritativa. En apenas unos segundos encontré una señora, que pese a dirigirme una mirada triste, me escuchó con atención. Tuve suerte, quizá el karma me quiso compensar. El caso es que en menos de treinta minutos pude llegar al aeropuerto y coger el avión, justo pero a tiempo.
Al llegar a mi destino me esperaba en la terminal una chica con un cartelito con mi nombre, un tanto garabateado, notándose el poco esmero puesto en ello. Después de las presentaciones nos dirigimos lugar situado en el centro donde debíamos compartir estancia. He de destacar su amabilidad y sus ganas de gustar.
No tuve problema en pasar los siguientes tres meses con total tranquilidad y comodidad y hubiera prolongado la estancia si no fuera porque mi familia me esperaba de nuevo con brazos y abrazos.
El problema vino cuando la noche antes de despedirme de ella, no pude rechazar su invitación a tomarme una copa después de la cena, pues había sido muy buena conmigo en todos los aspectos habidos y por haber. No recuerdo exactamente lo que ocurrió esa noche, tan solo tengo el amargo sabor a vino de la última copa que me llevó a la cama, atónito y moribundo.
Me desperté a las ocho de la mañana, el avión de vuelta me esperaba a las diez. Tenia tiempo, sin embargo me encontraba fatal y me costó incluso detener el móvil que tenia puesto a modo de despertador. Una noche que no esperaba  que tuviera consecuencias se había convertido en un pequeño problema. Por unos instantes dudé. ¿Había querido ella que me quedara por mas tiempo y no se atrevió a decírmelo? ¿O simplemente su modo de ser tan servicial le llevó por un camino que no deseaba?
Después de repasar rápida y mentalmente mi estancia compartida con ella durante los tres meses, pude recordar ciertos detalles por su parte, que por mi simple desinterés pudieron pasarme por alto. Ahora asaltaban mi mente en forma de duda.
Cuando me levanté apenas sin fuerzas y entré en salón con la esperanza de encontrarla tomando un café, no había sino una carta de despedida, con la misma letra garabateada que me había recibido en el aeropuerto. Pensé en leerla tranquilamente en el avión, para darle reposo al asunto, pero no pude resistirme. Era algo mas que una despedida. Mis dudas se disiparon y lo que habían sido para mi tres meses compartidos, para ella resultó ser un amor creciente. Sentí como me estremecía y pensé por un momento en no coger el avión, pero algo me decía que un amor es para dos y yo no estaba ni estuve ahí para eso. No la rechazaba pero tampoco pensaba en ella como en algo serio. Así que si me iba, simplemente todo volvería a su curso.
Tomé el avión, aún doliéndome por la resaca, y cerré los ojos mientras me repetía para mi mismo:

Debiste hacerlo, porque no te olvidaré.
Debiste hacerlo, pero no lo hiciste.

jueves, 9 de febrero de 2012

Eres un fracasado.

Y mientras pasan los días te das cuenta, muchas veces sin querer, de que la gente que te rodea alcanza sus objetivos en mayor o menor medida. Te das cuenta que han pasado los años y tras la regla de las 10.000 horas han logrado un acercamiento al dominio de su disciplina o simplemente han avanzado en buena dirección. Algunos llegan a la cima, otros se acercan. Pero tu... Tu te estancas, te amueblas en los vicios y en los placeres, en el vivir el día a día, en el sentir cada brisa por tu cara como una caricia, en el observar cada color y cada paisaje como un impresionante cuadro del impresionismo. Detalles, son solo detalles, o eso dicen.
Tienes mucho por delante y otro tanto por detrás. Te apasiona la vida, es un arte que has cultivado, pero a ojos de lo práctico eso no es un argumento válido. Te sigues preguntando donde está el punto que marca el fracaso en la línea de la vida, si tu vida está tan llena como un prado de verde en primavera. A la vez sientes que deberías hacer algo, por la presión del contexto en el que te encuentras, pero luego reflexionas.

En la vida puedes fallar, volver a fallar, volver a hacerlo, pero el fracaso solo vendrá expuesto en el global de tus días, cuando veas tu edad tan lejana como tus años de virilidad. Solo entonces podrás pretender dictarte sentencia a ti mismo y preguntarte con voz susurrante y débil si eres un fracasado. Pero ten en cuenta que para entonces, el fracaso ya no será importante, mas bien lo será la espera para llegar a formar parte del ciclo de la vida. El adiós definitivo.

Donde nace el fracaso, si aún todo está por empezar?