"Finalmente, ésta pregunta. el misterio de quién es esta historia, de quién baja el telón. ¿Quién elige nuestros pasos en el baile? ¿Quién nos vuelve locos? ¿Quién nos azota con látigos y nos corona cuando sobrevivimos a lo imposible? ¿Quien es... el que hace todas estas cosas?
¿Quién honra a quienes queremos con la vida que vivimos? ¿Quién envía monstruos para que nos maten y al mismo tiempo nos susurra que jamás moriremos? ¿Quién nos enseña qué es real y cómo reírnos de las mentiras? ¿Quien decide por qué vivimos y qué defenderemos con nuestra propia vida? ¿Quien nos encadena y quién tiene la llave que puede hacernos libres?
Eres tú. Tienes todas las armas que necesitas. Ahora...¡lucha!
Para los que luchan por ella, la vida tiene un sabor que los temerosos nunca conocerán."
Cita de la película Sucker Punch.
lunes, 25 de julio de 2011
sábado, 16 de julio de 2011
La transición.
A veces quieres expresar lo que sientes...
Tratas de emerger de lo más profundo de tu ser para con un poco de suerte llegar a soltar una expresión elocuente que muestre tu realidad. Mas bien en un acto de encontrar la empatia con algún otro ser, la reciprocidad de sensaciones y sentimientos. Vislumbrar que uno no está solo, y así con un sabor agridulce por la triste coincidencia, sentirse arropado y acolchado, un poco mas lejos de lo que es la soledad. Esa que solo entiende de unos. Esa que dícese con arrogancia ser una egoista.
Tras cada segundo que transcurre hay millones de luces encendidas, miles de corazones enamorados y cientos de risas entre canciones. Pero aún así otros tantos elevados se sienten ahogados, sin control, por una sensación de aislamiento y ceguera hacia el movimiento de la vida.
Nada parece evitar que el sin sentido cobre vida. Hasta que como un relámpago de luz, un instante de lucidez, una palabra en un fondo blanco, salva a uno y obedece a pensar que todo es transitorio. Como la vida. Como el dolor. Como lo aterrador de un silencio sin respuesta. La mezcla de emociones nace en un momento.
Tratas de clonar tu soledad en las palabras, expresándola, para con un fin paradójico destruirla. El contacto con otro ser te hace sentir libre del oscuro pozo del cual te has dado cuenta que puedes escapar. Sigues temblando tras el inicio inesperado. No estas solo y parecen entenderte perfectamente. La empatia nace y surge la ilusión, seguido de la alegría. Dejas atrás la horrible experiencia pero temes, muy a tu pesar, tarde o temprano volver a caer en ella. Recuerdas la precaución a modo de ley, al pie de la letra, y te agarras al otro ser con palabras y promesas. Le hablas de tu discordia a la soledad. Pactáis la eternidad. Pero llevados por la emocíón os olvidáis de la transición, también ocurre con el contacto. Éste, tampoco es eterno. Un instante solo y vuelves a empezar.
A veces quieres expresar lo que sientes...
Tratas de emerger de lo más profundo de tu ser para con un poco de suerte llegar a soltar una expresión elocuente que muestre tu realidad. Mas bien en un acto de encontrar la empatia con algún otro ser, la reciprocidad de sensaciones y sentimientos. Vislumbrar que uno no está solo, y así con un sabor agridulce por la triste coincidencia, sentirse arropado y acolchado, un poco mas lejos de lo que es la soledad. Esa que solo entiende de unos. Esa que dícese con arrogancia ser una egoista.
Tras cada segundo que transcurre hay millones de luces encendidas, miles de corazones enamorados y cientos de risas entre canciones. Pero aún así otros tantos elevados se sienten ahogados, sin control, por una sensación de aislamiento y ceguera hacia el movimiento de la vida.
Nada parece evitar que el sin sentido cobre vida. Hasta que como un relámpago de luz, un instante de lucidez, una palabra en un fondo blanco, salva a uno y obedece a pensar que todo es transitorio. Como la vida. Como el dolor. Como lo aterrador de un silencio sin respuesta. La mezcla de emociones nace en un momento.
Tratas de clonar tu soledad en las palabras, expresándola, para con un fin paradójico destruirla. El contacto con otro ser te hace sentir libre del oscuro pozo del cual te has dado cuenta que puedes escapar. Sigues temblando tras el inicio inesperado. No estas solo y parecen entenderte perfectamente. La empatia nace y surge la ilusión, seguido de la alegría. Dejas atrás la horrible experiencia pero temes, muy a tu pesar, tarde o temprano volver a caer en ella. Recuerdas la precaución a modo de ley, al pie de la letra, y te agarras al otro ser con palabras y promesas. Le hablas de tu discordia a la soledad. Pactáis la eternidad. Pero llevados por la emocíón os olvidáis de la transición, también ocurre con el contacto. Éste, tampoco es eterno. Un instante solo y vuelves a empezar.
A veces quieres expresar lo que sientes...
miércoles, 13 de julio de 2011
El corazón de la materia.
"El amor, como la materia, se basa en simetrías. El hombre y la mujer se buscan para formar la paridad. Cada persona necesita encontrar su complementaria, como una partícula tiene su simetría en otra antipartícula. Cada quark tiene su antiquark. Cuando nos enamoramos, pensé que había encontrado mi antipartícula.
Sé poco de las leyes del amor. Tal vez no difieran mucho de las leyes de la mecánica cuántica: el romance entre la partícula y su antipartícula es dramáticamente efímero. Tras el contacto, se aniquilan mútuamente. He ahí la paradoja: unirse para aniquilarse. El quark y el antiquark se destruyen emitiendo un gran número de partículas. El hombre y la mujer lo hacen liberando un gran despliegue de energía. El amor es destrucción."
Cita del libro "El corazón de la materia" de Ignacio García-Valiño.
Sé poco de las leyes del amor. Tal vez no difieran mucho de las leyes de la mecánica cuántica: el romance entre la partícula y su antipartícula es dramáticamente efímero. Tras el contacto, se aniquilan mútuamente. He ahí la paradoja: unirse para aniquilarse. El quark y el antiquark se destruyen emitiendo un gran número de partículas. El hombre y la mujer lo hacen liberando un gran despliegue de energía. El amor es destrucción."
Cita del libro "El corazón de la materia" de Ignacio García-Valiño.
domingo, 3 de julio de 2011
He perdido.
He perdido un sueño al despertar. He perdido un juguete para dibujar una sonrisa. He perdido el tiempo para darte mi gratitud. He perdido la seriedad con una botella de whisky. He perdido el sueño por una noche loca. He perdido calorias con una bicicleta. He perdido el miedo para salvarte. He perdido para ganar. He perdido cordura por locura. Te he perdido de vista y he perdido vista. He perdido un beso por las prisas. He perdido mi encanto ante tu belleza. He perdido los estribos por una palabra. He perdido noches por dormir. He perdido mis gafas por despistado. He perdido un libro por prestártelo. He perdido un recuerdo por el olvido. He perdido un ser querido. He perdido la conexión. He perdido la voz por chillar. He perdido una cena en un bar. He perdido la virginidad y he perdido años con la edad. He perdido una apuesta. He perdido la piel por quemarme. He perdido la oportunidad. Me he perdido el partido. Te he perdido. Perdido. He perdido el hilo. He perdido.
Perder inspira a muchos fracaso. Cuando dices "perder" la gente piensa en batallas, sin embargo no piensa en miedos. Y perder una batalla es muy distinto a perder un miedo. Perder no siempre es malo. Y tu? Todavia no has perdido nada?
Perder inspira a muchos fracaso. Cuando dices "perder" la gente piensa en batallas, sin embargo no piensa en miedos. Y perder una batalla es muy distinto a perder un miedo. Perder no siempre es malo. Y tu? Todavia no has perdido nada?
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